Helado de cerezas, nata y queso Philadelphia (sin heladera)

Ingredientes.( sale aprox. 1,5 lts.)
  • 600 grs. de cerezas ( 500 + 100 )
  • 1 cucharada de azúcar blanquilla
  • 1 envase de 500 ml. de nata para montar
  • 1 envase de queso Philadelphia Light de 350 grs.
  • 10 (4 + 6) cucharadas de azúcar glas
  • 2 gotas de colorante rojo Dr. Oetker (opcional)
Lavamos muy bien las cerezas y las dejamos escurrir. Les quitamos los huesos( si disponemos de deshuesador mejor) si no, ponemos unos guantes de vinilo o latex y con paciencia y una caña vamos cortando las cerezas y separando los huesos. Lo de lo guantes lo recomiendo porque de lo contrario, os quedarán los dedos y sobre todo debajo de las uñas un colorcito como de venir de plantar patatas…
Hecho ésto, espolvoreamos con la cucharada de azúcar blanquilla y dejamos reposar una media hora. Se formará un almíbar.
Pasamos 500grs de  cerezas y el amíbar por la picadora y reservamos unos 100 grs. aproximadamente para incorporar luego unos trocitos más grandes.
Una vez triturado, le añadimos el queso Philadelphia, 4 cucharadas de azúcar glas y batimos con unas varillas.
Aparte montamos la nata (35% mat.grasa) con las seis cucharadas de azúcar glas restante. Ponemos todo junto y mezclamos con varillas o con la mezcladora eléctrica.
Llegados a este punto y a pesar de que las cerezas tienen un color magnífico, cuando le agregamos la nata y el queso, pierde bastante color. Así que yo por primera vez y sin que sirva de precedente, utilicé unas gotitas de colorante rojo. Visualmente mejoró bastante.
Seguidamente agregué las cerezas que tenía reservadas sin triturar, para que encontremos algún tropezón cuando degustemos el helado.
Como había leído que para congelar el compuesto, lo mejor era un recipiente metálico, despues de hacer un «tetris» con lo que tenía en el congelador, directamente guardé el bol de la mezcladora/amasadora en el congelador.
No las tenía todas conmigo pues temía que algo de «cristalitos» se formasen en mi primera experiencia con el helado, así que tras dos horas de congelación, retiré el bol y lo batí con unas varillas eléctricas durante unos dos/tres minutos. Volví el contendedor al frío y hasta hoy no lo he vuelto a mirar.
El resultado me gustó, vaya que si me gustó; un helado cremoso, fresco, no excesivamente dulce y con un sabor delicado en el que apenas se percibe el queso.
Lo que tengo que «agenciarme» es una cuchara para hacer bolas de helado…
Helado de cerezas y Philadelphia (1)

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